viernes, 13 de julio de 2007

PERÚ Y LA CONTINUIDAD DEL PROYECTO NEOLIBERAL




Perú está pasando por uno de los procesos que ya se están produciendo en muchos de los países de América Latina y en otros es un proceso ya afianzado desde hace años. Ante una realidad integracionista y una tendencia hacia el socialismo, cada uno de los países que integran esta América Morena tiene la presión tanto interna como externa de realizar el viraje necesario hacia el socialismo del SXXI. El proceso Boliviano, con las recientes nacionalizaciones, reivindicaciones indígenas y el fomento de la democracia popular implica una presión externa al país vecino de Perú, país que desde hace décadas sufre sucesivos gobiernos neoliberales y conservadores, castigando a los pobres, a los trabajadores y a los pueblos originarios, prohibiendo la producción de la hoja de coca, restringiendo la organización obrera, reprimiendo cada movilización, realizando acuerdos bilaterales y multilaterales con Estados Unidos perjudicando a las economías regionales y a los pequeños productores y beneficiando a los grandes capitalistas nacionales y por supuesto al capital extranjero quienes siguen colonizando a los pueblos de América Latina.

Hoy Perú se enfrenta con un monstruo de la dependencia colonial, el TLC, un acuerdo de libre comercio cuya característica fundamental es ser un paso previo para instalar el ALCA en toda América Latina. Países como Panamá, México y hasta Chile suelen concretar este tipo de acuerdos, donde se da vía libre a la introducción de capital extranjero.
Frente a esta amenaza neoliberal propugnada por el conservador Alan García, presidente que asume por segunda vez con antecedentes de corrupción, el pueblo peruano salió a las calles a manifestarse en contra, para decir no! al colonialismo, para unirse al proceso latinoamericano de integración y al socialismo, para cambiar la matriz económica y la distribución de la riqueza.
En el marco de la movilización dos trabajadores fueron asesinados en la primera jornada de huelga general convocada por la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) que comenzó el jueves 12 de julio. A lo largo de las últimas tres semanas se han realizado movilizaciones y protestas callejeras de diversos sectores. En las regiones de Ancash, Piura, Huanuco, Arequipa, Cajamarca, Madre de Dios, Ucayali, Loreto, Junín, Huancavelica y Ayacucho las movilizaciones congregan a miles. Hay huelgas mineras, de agricultores contra el TLC, bloqueos de carreteras con enfrentamientos con la policía.
La respuesta del gobierno fue clara: represión generalizada y militarización del conflicto, como en el sector minero donde la huelga del sector salud y las protestas contra la contaminación ambiental de la actividad minera informal han generado un importante ambiente de inestabilidad institucional. Esta coyuntura motivó que el ejecutivo apruebe la intervención por 30 días de las fuerzas armadas en el control del conflicto social. Lejos de atemorizar a los trabajadores, la decisión motivó un repudio generalizado de la sociedad.
Parece que el conflicto va a continuar hasta que el gobierno peruano empiece a escuchar al pueblo o hasta que renuncie el presidente Alan García. El proceso peruano de transformación de su economía y de la política hacia el socialismo es un proceso necesario y que responde a una tendencia latinoamericana, responde a un proceso histórico. El Siglo XXI es el siglo del SOCIALISMO. Y que mejor momento para recordarlo a Mariátegui, fundador del Partido Socialista de Perú y de la Confederación de Trabajadores del Perú, quien a principios del siglo pasado idealizó por vez primera el socialismo latinoamericano e indigenista y continuó con el proyecto integracionista iniciado por Bolívar, San Martín y Martí.

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