domingo, 18 de mayo de 2008

Mayo francés del 68´


“El poder lo tenía las universidades, los estudiantes las tomaron.
El poder lo tenía las fábricas, los obreros las tomaron. El poder lo tenían los medos de comunicación, los periodistas los tomaron.
El poder tiene al poder, tómenlo”
(extracto de uno de los tantos graffiti de la época)


Al Mayo Francés lo podemos considerar y entender como una conjunción de huelgas estudiantiles, huelgas obreras, movilización de sectores de poca tradición combativa que buscaron llevar a cabo una de las pocas crisis revolucionarias dentro de una metrópoli imperialista desde la posguerra. Estos acontecimientos están ubicados dentro de un marco histórico indefectibles para el desarrollo del movimiento de la juventud en todo el mundo, en donde el capitalismo se encontraba en una crisis en la década del 60´, un “impasse” en donde el escenario cotidiano era miseria y explotación de las colonias y semicolonias. Recordando la ya iniciada en ese entonces revolución campesina y juvenil en Cuba, la insurrección obrera y estudiantil del Cordobaza en Argentina, la guerra de Vietnam, la lucha revolucionaria de Argelia y su repercusión al interior de la república francesa y tantas otras.

Empezó en Noviembre de 1967 en la ciudad de París con una huelga de 10 días que reclamaban al ministro de educación una serie de reivindicaciones del orden material. Pero para la noche del 22 de Marzo de 1968 cuando los estudiantes ocuparon físicamente las oficinas de las facultades de la ciudad el reclamo era otro: La libertad de expresión política dentro de la facultad.

El movimiento 22 de Marzo, agrupado en torno a un estudiante de sociología, Daniel Cohon-Bendit, planteaba como objetivo inmediato la politización de la universidad. Aquellos estudiantes probándoles al mundo entero del poder de la juventud, se encontraban atacando al sistema en su conjunto; al poder político, al capitalismo y su concepción de la universidad.

La politización partía de allí: cuestionar al sistema capitalista por la función social que asignaba a las universidades, rechazo por parte de los estudiantes de llegar a formar parte de los futuros grupos capacitados para explotar a la clase obrera.

En los Históricos días del 6 al 15 de Mayo, sucesivos choques con la policía, sentadas, arrestos y bombas de gas alteraron la rutina de París. Lo que nació manifestación creció en revolución, lo que había comenzado como una agitación provocada por pequeños grupos de izquierda intelectuales y progresistas, terminó en una huelga y desfile de casi un millón de franceses. Ciudadanos comunes, obreros y estudiantes unidos embanderados por el reclamo contra la represión y el presidente de Francia (De Gaulle), la desocupación y el sistema.

Los estudiantes franceses superaron el cerco de la alienación por la cual, las clases trabajadoras habían perdido su potencial revolucionario, por que su movimiento atrapó también a los obreros franceses. La vanguardia estudiantil se había convertido en vanguardia política.

A 40 años de aquél Mayo del 68´, uno solo de sus logros alcanza para hablar de una historia política previa y posterior: El Mayo francés hizo evidente el poder de la calle. Utilizando los medios de acción tradicionales del movimiento obrero: la huelga, la ocupación de la calle y de los lugares de trabajo, derribaron el primer obstáculo, el mito por el cual “nada puede hacerse contra el régimen”. Quedó asentado que el mas ingenuo sueño de una sociedad libre de engaños y violencia es matriz fecunda para lograr la revolución por la revolución misma, la protesta mas allá de las reformas. Quizás por medio de argumentaciones lógicas se la podría condenar o criticar, pero es imposible negar su fuerza y opacar su victoria mas rica, la de “la expansión del campo de lo imposible”, como lo llamó Sartre.

Sería inadecuado omitir un elemento indispensable para el desarrollo de este movimiento juvenil. Un arma elemental: EL AEROSOL. Por medio del graffiti los estudiantes lograban la libertad de palabra, eran inscripciones heterogéneas; poesía, incitación, reflexión, cita de pensadores renombrados y faltas de ortografía propias de la erupción adolescente. Estas consignas han alcanzado una clasicidad incomparable, traducidas a todas las lenguas, mantienen hasta hoy su potencia sugestiva como condensación poética del deseo revolucionario y del rechazo absoluto que luego formará parte de otras tribus de la cultura juvenil. “No se lo que quiero pero lo quiero ya”, “Seamos realistas pidamos lo imposible”

Otros de estos graffiti: “Dios, lo acuso de ser un intelectual de izquierda”, “No acepten más que los matriculen / fichen / opriman / requisen / prediquen / empadronen / acosen /”, “la revolución debe dejar de ser para existir”.

domingo, 4 de mayo de 2008